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26 de jun. de 2021

Columnas

Diversidad que nos hace mejores II

Me vi sentado frente al gerente de administración y finanzas de una conocida empresa, riéndonos al punto de que me ofreciera un puesto de trabajo.

Pero se me ocurrió responder de manera sincera su pregunta sobre si tendría hijos y... todo se derrumbó dentro de mí, dentro de mí 🎵

Gracias por tu tiempo

Por fin estaba en la última etapa de la entrevista, luego de un laaargo proceso de selección de: (1) screening telefónico, (2) entrevista reclutadora, (3) prueba teórica, (4) entrevista psicológica y entrevista con jefa reclutadora, (5) entrevista jefe de recursos humanos.

Él era un hombre de alrededor de 57 años. Cuando lo vi, me intimidó por un segundo, ya que tenía una actitud rígida e imponente de gerente y me di cuenta que no podría decir ninguna broma para demostrar simpatía.

Al inicio se me hizo difícil romper el hielo, pero pasado los primeros 15 minutos pude sacar mis dotes y entre risas estuvimos como 20 minutos más. Yo muy ansioso y seguro, durante todo ese tiempo esperaba el momento en el que él me dijera: ¡Seba, al fin te encontramos, porfa trabaja con nosotros desde ahora!

En medio de la conversación le había comentado que estaba en pareja hace algún tiempo, así que me pregunta:

— Seba, ¿cuándo quieres tener hijos?—. A lo que respondí naturalmente:

— Aunque quisiera, no puedo tener hijos en Chile—. Me dijo:

— ¿Por qué?

— Porque con mi pareja somos hombres.

Esa fue la última frase antes de que me hiciera sentir completamente incómodo. Ya que no volvió a prestarme atención y sus respuestas se transformaron en monosílabos que terminaron minutos después cuando abandonó la sala:

Sebastián, gracias por tu tiempo, te van a llamar.

No me volvieron a llamar.

Cuando la discriminación es por cómo somos

Al principio pensé: ¿por qué no les caí bien? Y dije ¡bueno, así es el mundo laboral! Después me di cuenta que me discriminaron. Para él fue más importante mi vida privada versus el potencial que podía entregar en su equipo.

Este tipo de situaciones son tan comunes (y en la comunidad algunas veces la tenemos naturalizadas) que no nos damos cuenta cuándo nos discriminan por cómo somos. Basta con ver cifras a nivel nacional, en donde los atropellos a la dignidad de las personas LGTBI+ subieron un 14,7% el 2020 (aún no tenemos disponible la info del 2021).

El explosivo aumento de abusos registrados en 2019, que ascendió al 58%, permitía pronosticar un descenso al año siguiente. Pero eso no ocurrió. El 2020 hubo un nuevo incremento, pese al confinamiento por el Covid-19 que podría haber contribuido a una baja, al menos, en los atropellos que ocurren en espacios públicos.

Así este tipo de abuso subió un 14,7% llegando a 1.266 casos, la cifra más alta conocida hasta ahora y que concentra el 22,9% del total de atropellos ocurridos en 19 años.

Si te preguntas qué ha hecho el gobierno de Chile frente al tema, aquí hay un resumen de las políticas en esta materia.

Fuente: Diversidad sexual en América Latina y el Caribe.

Si lo comparamos con Latinoamérica y el Caribe, podemos apreciar que Santiago de Chile es una de las tres ciudades más inclusivas.

¿Y qué pasa en el mundo laboral?

7 de cada 10 empresas (grandes empleadores) en Chile cuentan con políticas de diversidad e inclusión. Aún más, 38% de las compañías ya tiene protocolos de transición de género que permiten la correcta inserción de personas trans en la organización y el 80% de estas empresas hace a lo menos capacitación para sensibilizar el tema, romper los paradigmas sociales y eliminar la discriminación.

Pero no es suficiente. El 68% de la comunidad LGTBI+ no se atreve a contar en su trabajo quiénes realmente son. En pleno siglo XXI, nuestro desempeño profesional aún sigue ligado a nuestra orientación sexual.

Alan Turing

Condenado por ser homosexual en 1952 con el mismo cargo por el que había sido condenado el escritor Oscar Wilde cincuenta años antes, “indecencia grave y perversión sexual”. Sí, lees bien, en esos años los británicos condenaban la homosexualidad.

Pero Turing no fue a la cárcel. Prefirió someterse al tratamiento de castración química que se le ofreció como alternativa para evitar la prisión. Dos años después de ser condenado y a los 41 años, se suicidó con cianuro.

Placa memoria en Sackville Park.

Alan Turing definió la computación moderna y concibió por primera vez la inteligencia artificial el año 1947 cuando escribió:  “queremos una máquina que pueda aprender de su propia experiencia (...) que pueda alterar sus propias instrucciones permitiría que tenga este mecanismo [de aprendizaje]”.

En su ensayo Computing  Machinery and Intelligence delineó un experimento llamado “El juego de la imitación” para contestar la pregunta “¿pueden pensar las máquinas?”. Por eso se dice que Turing es el “padre” de Siri, Alexa y Bixby.

Un precedente clave de Turing fue el diseño de “El bombe”. El aparato del porte de una biblioteca, fue creado para descifrar los mensajes encriptados que mandaban los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Gracias a Turing, la guerra que había causado la muerte del 3% de la población total, se redujo en alrededor de 2 años.

Algo que no muchos saben es que en 1952, el mismo año que lo condenaron, publicó “La Base Química de la Morfogénesis”. Su paper explica cómo desde un estado uniforme y homogéneo surgen de forma natural y autónoma patrones en la naturaleza como rayas y puntos.

Ejemplos de los patrones de Turing en un pez.

Su hipótesis plantea que los patrones ondulados son la base química de la morfogénesis. En la biología se pueden ver estos patrones en el desarrollo de extremidades de vertebrados.

Y a pesar de todo este nivel de trabajo, fue legalmente inhabilitado por ser homosexual.

Solo por eso.

Diversidad en Fintual

En el 2020 publicamos un artículo donde contamos algunos indicadores que hacen de Fintual una empresa diversa. En ese entonces éramos 61,1% hombres, 36,1% mujeres y 2,8% no binarix.

Ahora somos un 2% no binarix, 43% mujeres, 55% hombres, de 9 nacionalidades distintas y nuestras edades van de 23 a 60 años. En mayo Catalina Ramirez asumió la gerencia general, tenemos a Alexa que tiene discapacidad visual y queremos que por cada 33 colaboradores haya una persona con discapacidad.

Pero necesitamos hacer más. Nuestros próximos pasos serán certificarnos en equidad este próximo 2022 y así no ser una de esas muchas empresas que tiene doble discurso en donde la diversidad se ve de manera distinta al interior versus los colores de sus logos.

También potenciamos instancias de discusión, sensibilización y visibilización en nuestros Fintual C (Ciudadanía, Charlas y Clases) que hacemos los viernes. Así, seguimos fomentando un espacio de colaboración y respeto, en que ser lesbiana, gay, bi, trans, no binarix o hetero no es un impedimento para desarrollarse profesionalmente.

Alan Turing fue otro genio víctima de la irracionalidad y la moralina caduca.  Si la vida de Turing no hubiese terminado de forma abrupta y violenta, seguramente tendríamos otros avances en la actualidad, avances que hoy ya no se pueden imaginar.

Para terminar, quiero dejarlos con un pedazo del famoso ensayo de Turing, Computing Machinery and Intelligence :

Propongo considerar la pregunta: "¿Pueden pensar las máquinas?". Debería primero definir el significado de los términos "máquina" y "pensar". Las definiciones podrían ser enmarcadas para reflejar, hasta la medida de lo posible, el uso normal de estas palabras, pero esta actitud podría ser peligrosa.

Si los significados de "máquina" y "pensar" los encontramos examinando el uso común de estas palabras, no nos podríamos escapar de concluir que la respuesta a la pregunta, “pueden pensar las máquinas” se revelaría a través de la estadística, en una encuesta. Pero sería absurdo. En lugar de intentar ese tipo de definición voy a reemplazar la pregunta por otra, que se encuentra cercanamente relacionada pero se expresa en palabras que no son ambiguas.

La nueva forma del problema se puede describir en términos de un juego que llamamos el "juego de imitación". Se juega con tres personas, un hombre (A), una mujer (B) y un interrogador (C) que puede ser de cualquier sexo.

El interrogador permanece en una habitación separada frente a los otros dos. El objeto del juego para el interrogador es determinar cuál de los otros dos es el hombre y cuál es la mujer.

El interrogador los conoce por las etiquetas X e Y, y al final del juego, dice "X es A e Y es B" o "X es B e Y es A."

El interrogador puede hacer preguntas a A y B de esta manera: C: ¿Podría X decirme qué tan largo tiene el pelo?

Ahora supongamos que X es en realidad A, entonces A debe responder. El objetivo de A en el juego es intentar hacer que C se equivoque al hacer la identificación. Por lo tanto, su respuesta podría ser: "Mi pelo es ondulado, y los mechones más largos miden alrededor de veintidós centímetros".

Para que los tonos de voz no ayuden al interrogador, las respuestas deben escribirse, o mejor aún, tienen que ser mecanografiadas. La disposición ideal es tener una teleimpresora que se comunique entre las dos habitaciones. Alternativamente, la pregunta y las respuestas pueden repetirse mediante un intermediario.

El objetivo del juego para el tercer jugador (B) es ayudar al interrogador. Probablemente, la mejor estrategia para ella sea dar respuestas veraces. Ella puede agregar cosas como "¡Yo soy la mujer, no lo escuches!" a sus respuestas, pero puede que no sirva de nada: el hombre podría responder con comentarios similares.

Ahora hacemos la pregunta: "¿Qué pasará cuando una máquina tome el papel de A en este juego? ¿acaso el interrogador se equivocará con la misma frecuencia con la que se equivoca cuando juega con un hombre y una mujer? Todas estas preguntas reemplazan la pregunta original: “¿Pueden pensar las máquinas?"


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